lunes, 5 de diciembre de 2011

QUE DESPUÉS YA ME ARREGLARÉ

Ven. Despacito, no te acerques mucho, que me da por temblar.

Acuérdate de los primeros pasos, de todo lo que callabas y de todo lo que reías. Aquellos milenios de satisfacción autónoma y mecánica en los que no importabas nada, no era nada personal, ni tú ni nadie. Cada fracción de latido que transcurría sin ser más o menos importante que el anterior, así, sin pena ni gloria, como una operación matemática, como una ejecución en la edad media, como alguien que camina mientras canta.
Todos y cada uno de los momentos sin importancia que tuvieron lugar el uno detrás del otro hasta que se abrieron unos ojos, y se marcharon unos cuerpos. Cada suspiro que pasa hasta llegar al tacto de unas manos a una piel que no es la tuya. Cientos de segundos dispersos en el aire que se transforman en moléculas del humo que desprende el cigarro que apagas justo antes de detener el tiempo en una luna. El tiempo en una nota. El tiempo en unos brazos más grandes que el mismísimo universo custodiado por todos y cada uno de los dioses del Olimpo. Y todas las deudas que me quedarán a partir de aquí sin yo saberlo. Deudas ante las cuales me declaro insolvente desde ya. Es imposible devolver un sístole sin un diástole que le ayude a contraerse.

A tus manos, las gracias por amarrarse así, con ese nervio húmedo a mis caderas.  A tus ojos, las gracias por hablar más de lo que en su profunda existencia sabrán callar. A tu boca, las gracias por reír cada beso y por morder cada palabra con la sutileza que la caracteriza, que hacen que sea una, que hacen que sea tuya, que hacen que nunca sea mía, y que hace que yo aún no lo sepa. A tu pecho, las gracias por resguardarme del aire y no dejar que corriera la más mínima brisa entre tú espacio y el mío.  A tu espalda, las gracias por dejarles a mis dedos deslizarse tan despacio que elevaran todos tus sentidos a un nivel que ni tú sabias que existía y del cual sigues acordándote cada vez que te susurro de muy cerca una noche de cada cien, en el peor de mis sueños, en la mejor de mis realidades. A tus palabras, las gracias por ser las más mentirosas y más reales que unos oídos hayan oido nunca, y las más sordas, las más mudas y las más ciegas. De echo, yo todavía no las he querido oír.

Y si no te conformas, siempre puedes cobrarles a mis labios tus miradas. llenas de cientos de no pudo ser. Y si no te va bien, siempre puedes brindar con esta boca cuanto te ha encantado, cuanto te encantaría y cuando te encantará en el momento en que te deje de ir tan bien.

domingo, 29 de agosto de 2010

Contra las canciones de amor.

Que se rompan todas las cadenas que aten los relojes a las horas que están oxidadas ya.
Que se paren los putos aguaceros, que seamos flotando dos jodidas gotas que nos vamos a acabar ahogando.
Que me pueda agarrar un momento a la cola del viento, que así me siento mejor, tranqui que si hace falta yo me cojo una bufandita para no costiparme.
Quiero dejar de acordarme de ti, y de cagarme en tus muertos, que pobrecitos tienen que estar llenos de mierda.
Que he dejado de buscarme en la memoria del rincón donde perdí la razón porque lo has dejado todo echo una mierda.
Que he dejado de encontrarla en el rincón donde dijiste que no, así que si la encuentras tú, mandas a alguien para que me la devuelva que se te da genial campeón.
Que he dejado de ser, y me he vuelto dura como una roca, dame una patadita más que con suerte te rompes el pie.
Que ya no puedo acercarme ni oír los versos que me dictaba esa boca, más que nada porque ya no sabes ni hablar.
Que ya no queda nada, ni dar la parte de dar que a mi me toca, y si tengo que dar algo ya utilizaré mensajeros no vaya a ser que me veas y te me mueras.
Que ya me esperaba que esto ocurriera y que no pasa nada, menudo peso de encima me has quitado!
Que ojalá te largaras ya de verdad,
Que sería una suerte no volver a verte en los próximos años.
Que espero que acabes pegándote un tiro cuando veas lo imbécil que has sido.
Que de haberlo sabido no hubiera dado todo en un principio y me habría ido sin decir nada, aunque, para el caso, estamos en las mismas.
Que se me frenen ya estas ganas de volver a verte, que son aún peor que el olvido.Que dejen de mirarme los escombros pidiéndome una explicación.
Que quiero ser capaz de olvidar y reconstruir los cimientos de mi personalidad, que la pobrecita me echa de menos que lo se yo.
Que no quiero que volvamos a dormir tan juntos que amanezcamos siameses, que me das calor.
Que el jodido tiempo no se puede medir en latidos.
Que la puta cama que hiciste con viento del este estaba mal echa anormal! que no sabes hacer nada bien (te pasaste soplando y está fría que te cagas).
Que no me quiero deslizar más suave por el tobogán brillante del desorden de este amor, que se me quema el culo.
Que jamás hubiera podido imaginar que llevabas un disfraz, aunque ahora que te lo has quitado, con esa cara lo entiendo todo.
Que SÍ que hay principio y hay final, gracias a Dios, los hay.
Que la burbuja en que crecí, que nos vendió comodidad y un nudo entre las manos se ha petado.
Que te odio por dejarme a medias antes de llegar al éxtasis (literalmente eh, no busques la metáfora porque no la hay, no te lo complico mucho, no tienes que leer entre lineas ^^)
Que tenías tanta prisa, que te tropezaste, te deslizaste, y te abriste la cabeza.
Que si algún día me llamaras y me dijeras que no vas a volver más, tengo muy claro lo que haría, llamaría a un par de personas y me pegaría la fiesta de mi vida en tu honor.
Que el equilibrio es imposible, sobretodo para ti, desequilibrado mental de los cojones.
Que como a mis gritos envasados al vacío les de por reventar al fin, tú yo y todos aquellos que estén por ahí en 100km a la redonda se van a quedar sordos de golpe.
Que voy a descongelar cada instante de esos que congelé de antemano sabiendo que eran los últimos, porque si no no tengo sitio en la nevera eh.
Que no, que ni putas ganas de seguir el show.
Que vengas a arreglar las ventanas que rompiste, que ahora viene el fresquete.
Que a todos Fuck you por igual, pero a ti no, que lo mismo te gusta y todo.
Que tú si que vas a sufrir una extrema pobreza, sobretodo como te sigan multando, yo que tú vijilaba eh.



domingo, 15 de agosto de 2010

A TODOS FUCK YOU POR IGUAL

Primero fue él, al que le dabas más importancia, a quien más querías, quien más te cuidaba, quien mejor te entendía. Él fue el primero en cambiar.
Cambió su forma de hablar y de andar. Cambió su sonrisa y sus modales. Cambió ese brillo en la mirada, cambió incluso su voz. Sus principios, sus prioridades...incluso su jodida cordialidad se perdió.
Hasta que al final demostró con creces la distancia entre lo que decía y lo que realmente hizo, distanciándose así del todo de mi, de nosotros, de los dos, de todo. Sólo quedó la ''nada'', poco tardaría él en buscarse otro ''algo''.

Pero eso no fue todo. Depositarás tus esperanzas en conocer gente nueva, intentarás apoyarte en personas que parece empiezan a demostrarte que realmente valen la pena.
Al principio parcerán maduros, adultos, consecuentes, leales. Al principio parcerán de verdad. Pero no todo lo que es oro reluce campeona! ¿Realmente crees que te harán caso porque creen que vales la pena? ¿Crees que realmente piensan que tú vales más que él? Ellos serán los primeros en cojerte por el hombro y hundirte en la más profunda mierda del parque en el que pasas horas y horas lamentándote por alguien que, si fa no fa, es tan despreciable como ellos (ellos que sólo querrán saber como estás para después tener algo que comentar cuando tú pases tiempo con gente qe no son ellos, porque claro, o estas CON nosotros o estas CONTRA nosotros, sí sí, lo mismo que en una secta!)




Que sí, que me paro a pensarlo y los 18 los tengo yo, que la niñata soy yo, que a la que le queda mucho por vivir soy yo, que la que tiene que madurar soy yo...Pero ¿soy yo la que con una edad considerable malgasta su tiempo en cosas que ni siquiera yo hago? ¿Soy yo quien aún no sabe que hacer con su vida, mientras ve como esta se consume sin más preocupaciones que ''que antro visitar esta noche''? ¿ Soy yo quien no deja de meter dedos en llagas agenas para evitar que se cierren heridas con el único fin de tener un maldito tema de combersación con algo de jugo?
Que vale, que yo aún no se quien soy, pero por mis cojones, esa sí que no soy yo.

lunes, 9 de agosto de 2010

¿Quién ha dicho que quería verme por el suelo?
Ya puede alzar la voz. No he echo más que empezar.
NO estoy tan entera.






Tú.
Mis ganas.
Mi aire.






MI PUTA UTOPÍA.

domingo, 1 de agosto de 2010

Poder estar enganchada a su espalda.

Y pensar que moriría solamente por poder estar enganchada a su espalda; sentirle respirar; agarrarse a su garganta y a cada una de sus palabras, dijeran lo que dijeran. Sentirse sola no es lo peor, ni perder su identidad, ni el no saber quien es él ahora, ni el saber que ni tan solo ella se conoce; lo peor, una vez todo se acaba, son las cosas que quedan descolgadas. Las ganas locas de sueños creados de forma artesanal entre dos almas completamente absorbidas la una por la otra de manera literal, las ansias de sentirse el uno al otro, los corazones locos, inertes, volantes, geniales, y, sobretodo, reales, que ahora mismo son dos piezas totalmente desconocidas, con una brecha más que apuntillar, en el peor de los casos, sin cemento armado que sirva, al menos para ella, él ya encontró algo de hormigón que, pintándolo bien, queda mucho mejor.

Después de todo lo piensa, y no le duele (que también) el no volver a oír su voz decirle lo mucho que la quiere, si no todo lo demás que quedó por decir, las noticias que quedaron por contar, las verdades que quedaron por escupir, las anécdotas que quedaron sin escribirse

Poder estar enganchada a su espalda...poder mirar, de vez en cuando, esos ojos que antes sólo la miraban a ella y que no la van a volver a mirar, que ahora ya no le pertenecen, que tienen otro Cancerbero que los vigila, sin tener ella nada que hacer, nada, está claro, más allá de la estúpida resignación.
Le aniquilan esas palabras que quedaron vacías después de tanto empeño puesto en ellas, esas palabras llenas de magia,( magia, de las palabras a los hechos) magia que se burló de ella por creer que todo es verdad, que él era sincero, la misma magia que aún hace que piense que las palabras no eran falsas, a pesar de los acontecimientos ese velo de alquitrán no se va de su mirada.
Revientan los recuerdos uno a uno en su memoria, cada sitio que pisaron, cada calle que cruzaron, cada paso que dieron juntos, de la mano, todo aquello que no volverá a ser, todos aquellos lugares que quedaron por recorrer, todos aquellos sueños estampados contra el mismo muro en el que ella se estampó queriendo ver la realidad, aún sabiendo que esta dolería mucho más de todo lo que ya había llegado.

Poder estar enganchada a su espalda...sólo eso. No pide nada más. Enganchada a su espalda contando cada minuto que pasa respirando ese olor que ya se había echo tan suyo, que ahora ya no siente, que ahora echa tanto de menos por las noches, en su cama, donde no volverá a sentirse ella misma nunca más, porque ya no lo es, porque se fue con él, con él que ya no es él, es sólo algo que se le parece, algo que se perdió buscando la soledad sin encontrarla, rendiéndose demasiado pronto, encontrando un placebo que no necesitaba, pero al que ahora es adicto, mientras ve como ella poco a poco se consume, creyéndose así más importante todavía.

Poder estar enganchada a su espalda queriéndole en silencio, como había echo ya muchas veces y como no le importaría volver a hacer, invirtiendo todo su tiempo en su tranquilidad, en su paz, en su calma, en que no le pase nada, cuidando de él. Cuidar de él, dulce utopía en medio de un caos tan inmenso como éste que queda sin su aliento.
Ni siquiera me dejaste cuidar tus espaldas, como solía hacer, como hago sin que te des cuenta, como siempre haré.

Me sorbiste el alma, recuérdalo, sólo quiero poder estar enganchada a tu espalda.

sábado, 31 de julio de 2010

Vaya si duele

A estas alturas, con un número tan elevado de corazones ingresados en la unidad de cuidados intensivos, en manos de cualquier cirujano con título falsificado (o en su defecto, ganado en una tómbola de barrio) pero eso sí, con más experiencia de la necesaria, podemos apreciar la gran inteligencia del ser humano en el momento de entregar llaves, cerrojos, códigos, pins, puks, claves secretas y todo tipo de sinónimos posibles de nuestras vias de acceso a la primera persona que nos preste la más mínima atención.
Qué por mucho que sepamos lo mucho que dolerá en caso de que no salga bien aquello en lo que dipositamos nuestra razón de ser, no evita que duela.
Y vaya si duele